De película. A la vuelta de donde se encuentra la Unidad Regional, por calle Santa fe al 800, en pleno Barrio Norte, tres agentes de la Dirección de Investigaciones Criminales y Delitos Complejos vieron a un hombre que les llamo la atención. Un sospechoso que intentaba abrir la puerta de acceso de uno de los edificios de la cuadra de manera algo extraña.
A los uniformados les pareció rara la forma de actuar de esta persona, entonces decidieron regresar hasta la entrada del edificio para constatar qué ocurría. Pero el sujeto logró ingresar a la propiedad y “perderse”. En vez de emprender la retirada, los policías decidieron tocar los timbres de los porteros: querían constatar si este individuo vivía o no allí. Una mujer de 34 años fue la que respondió casi a la brevedad. Fue ella quien revisó las cámaras de seguridad y detectó que el sospechoso no vivía allí.
Con la colaboración del portero, el oficial principal Franco Campero, el auxiliar Franco Alimafu y el cabo primero Roberto Aguilar rastrillaron la propiedad hasta encontrar al sospechoso escondido en el subsuelo.
Al revisar al hombre de 33 años, domiciliado en el Barrio Echeverría, se le extrajo un manojo de llaves utilizadas para abrir la puerta de acceso. Eso no fue lo más llamativo. Lo más llamativo fue que el portero reconoció al sospechoso como la persona que hacía unos meses quedó registrada por las cámaras después de que se produjeran dos robos en el edificio.
Finalmente, la Fiscalía de Robos y Hurtos N° 2 ordenó su detención.